Observando el paso de camiones sobre el puente de la Capilla nos hemos percatado de que han aparecido en el mismo las primeras grietas. No quiere decir que todo sea debido al incremento de tráfico que al que se está viendo sometido pero está claro que si no se toman medidas puede acabar como el otro puente, el de Rojas, que aún no ha sido reparado por el actual gobierno. Desde el derrumbe de este último, el de la Capilla se ha convertido en el único punto de acceso a varias fincas, estructura que puede estar ahora en peligro por el continuo paso de camiones de grandes dimensiones que tienen como destino las obras del parque fotovoltaico de Guadacano. Las autoridades deberían limitar el paso de trailers sobre este puente al menos hasta determinar que es seguro y que no hay peligro de que ocurra un accidente o su derrumbe corte el acceso a las fincas a las que presta servicio. Por otro lado hay un incipiente deterioro de los márgenes del camino en algunos puntos y en el acceso desde la carretera que va de Cartaojal a la Realenga producido, presuntamente, por el peso de los camiones.
Bueno, siempre nos quedará el puente de Rojas.
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