Hace unos días recibimos la carta de un joven de algo más de ochenta años que tuvo Cartaojal como primer destino en su etapa de maestro. Un tiempo en el que las fotos aún se revelaban en blanco y negro, en el que D.José Lebrón era el párroco y la familia del practicante vivía en nuestro pueblo y tenía vacas. De estos últimos recuerda a Diego. Se trata de José Blasco Llopis, un estudioso de la informática que en su larga trayectoria ha escrito 3 libros (entre los que se encuentra el titulado “El ordenador universal”, libro que nos ha enviado en formato digital), y que cada día practica el esquí en Xanadú, cerca de Madrid, donde ahora reside. Nos comenta que le gustaría tener contacto con los que en aquella época fueron sus alumnos. Regala sus libros a todos aquellos que se lo soliciten al correo jblastres@hotmail.com , a quienes enviará su versión electrónica. También envía un cariñoso saludo para el que califica como su querido Cartaojal. Un saludo también, para José, desde nuestro pueblo.
El Teatro Circo Andaluz visita Cartaojal, dentro de su gira por Andalucía, presentando el espectáculo “La fábrica de los sueños creada para divertir”. Según anuncian en su página web, se pueden presenciar actuaciones con cocodrilos y serpientes gigantes en contacto con el público, faquir, cantantes, payasos, magia, escapismo y varios números más que pueden ser disfrutados por mayores y pequeños. Puedes ver más información en su página web, y en youtube pinchando aquí. Permanecerán en Cartaojal durante dos días con actuaciones que tendrán lugar el Sábado 8 de Octubre a las 8 de la tarde y el Domingo 10 a las 7 de la tarde.
Ayer, día 3 de Octubre del 2010, tuvimos la ocasión de disfrutar, dentro del "Circuito de Jóvenes Flamencos de Málaga 2010" del trabajo bien hecho que vienen realizando los profesores de la escuela de la Federación de Peñas flamencas de Málaga. La tarde flamenca se subió, nada más empezar, en un escalón muy alto, Rocío López. Esta cantaora, porque ya se le debe llamar así, tiene un envidiable presente y un futuro, que si no se le tuercen las cosas, la debe llevar y ella debe llevar al flamenco a lo más alto en los escenarios del mundo. No voy a entrar en la forma tan magistral con la que ejecutó todo lo que hizo, ni a valorar cada cante, ni a buscarle el fallo. Para eso tienen a esos magníficos profesores que nos dan dos vueltas y media a la mayoría de nosotros. A estos jóvenes, creo yo, que hay que valorarlos en el conjunto de lo que hacen y Rocío, María José Bueno que fué la otra cantaora, Saray Pasos y Rocío Portillo que fueron las dos bailaoras, le pusieron tantas ganas que yo me quito el sombrero y no me lo pongo hasta que pase la procesión del cante por delante mía. Gracias por sus cantes por Malagueñas, El Polo, Taranto, Seguirillas, Caracoles, etc. Gracias por sus bailes por Alegrías de Saray Pasos; Liviana y Serrana que hizo Rocío Portillo con Rocío López al cante, muy bien montado. El conjunto resultó muy digno. Algunas individualidades fueron geniales. Desde ayer, creo que tengo otra debilidad. Todo esto lo podéis comprobar en los vídeos que subirá el administrador seguidamente. Vedlos, juzgarlos y disfrutar de esos cantes y bailes. Un saludo a todos los que vinieron y a los que no lo hicieron. No sabéis lo barato que fué y lo bien que estuvo. (Francisco José Pozo Cabello, Presidente de la Peña Flamenca de Cartaojal "Paco de Antequera").
En un mundo en crisis no solo del punto de vista económico, es muy agradable encontrarse con la solidaridad entre seres humanos, entre vecinos o simplemente gente que vez por la calle, clamando algo de consuelo, y escuchas su voz. Si no se expusieran hechos de vez en cuando, esto sonaría a palabras huecas, a palabras vacías, (yo lo he vivido), no hace muchos días. Un hombre que tenía un pequeño bar cerca del colegio Salesiano murió en el hospital de Antequera, en la cuarta planta de Medicina Interna, esa noche Trinidad su actual pareja lo acompañaba en los últimos soplos de vida. Una vida extraña, dura y con ruptura de lazos de sangre. Una vida que le tocó vivir, o simplemente él no supo vivirla mejor. En esos días en que se extinguía sus asientos aquí en la tierra, un vecino del pueblo, llamado Salvador y su mujer asistieron, acompañaron, consolaron sus pagarés con la vida. De justos es que alguien se entere, de que tanto Salvador como su mujer Ana, amigos hasta la muerte, dejaron a un lado los prejuicios que atenazan las buenas intenciones y ayudan al ser humano a crecer. La muerte de Morente no solo ha dejado solidaridad, sino también una muestra de lealtad y justicia por parte de un hombre que a lo largo de su vida, costaba verle algo de bueno en su corazón. Antes de irse Morente ajustó sus cuentas pendientes con la vida y su corazón vació su ira, mientras Trinidad recogió su halo de despedida y generosidad. (E-mail enviado a cartaojal.com por un grupo de amigos de Morente)
